1. El yoga es para gente flexible
Al contrario: el yoga te vuelve flexible. Muchas veces pensamos en yoga y nos imaginamos unas contorsiones tan impresionantes como imposibles. Pero la verdad es que, por una parte, el yoga tiene ejercicios muy sencillos, y por
otra, esas asociaciones corresponden a lo que haría el cuerpo de un yogui luego de muchos años de práctica, pero no la mayoría de la gente. Los libros, videos y fotografías generan la creencia equivocada de que eso es lo que se espera de nosotros si hacemos yoga.
Pero ten en cuenta que cada postura tiene un proceso, que todos empezamos con ejercicios básicos que somos capaces de hacer o aunque sea acercarnos a ellos hasta donde nuestro cuerpo lo permita y que si no eres flexible es cuando más necesitas practicar yoga. Verás lo bonito que es cómo empiezas a tener logros muy notorios y a lo mejor en unos años estarás haciendo las posturas más difíciles. La misma respuesta cabe en la creencia de que el yoga es para gente delgada: el yoga mejora el aspecto de tu cuerpo, pero no necesitas un cuerpo esbelto para empezar.
2. El yoga es para gente mayor
Nunca he entendido bien de dónde sale esta creencia, pero tampoco es cierto: así como es adecuado para gente mayor porque es un ejercicio suave, poco riesgoso y con grandes beneficios, también lo es para personas de todas las edades. Es más, si conoces personas mayores que practican yoga, verás lo vitales y saludables que son. Esto se debe posiblemente a la manera como la ciencia del yoga explica el envejecimiento: un proceso artificial, autoinducido por nosotros mismos, los seres humanos, por intoxicación. Los métodos del yoga tienen como uno de sus fines limpiar el cuerpo de deshechos y toxinas, evitando el deterioro de las células y los órganos. También es una tradición que relaciona la juventud con la salud de la columna vertebral, por lo que sus ejercicios se centran en mantenerla fuerte y flexible.
Además quienes practican yoga tienen notoriamente un cuerpo más fuerte, esbelto, ágil, gozan de mejor salud (sus beneficios todavía están siendo probados por la ciencia moderna) y pienso que son personas que tienen un semblante más feliz. Lejos de ser una práctica para “viejos”, el yoga te hace más joven.
3. El yoga es aburrido
¿No te parece divertido pararte de cabeza, de manos o de hombros? ¿Y qué tal hacer posturas que tienen nombres de animales, como el perro mirando hacia abajo, el gato feliz, la cobra, el pavo real o el cuervo? Mi defensa en este caso es que el yoga puede involucrar una práctica exigente y dinámica, puede ser juguetón y divertido, o ser una experiencia mística lleno de cantos, símbolos y espiritualidad, si eliges un yoga que tenga estas características.
Aunque se tratara de un yoga suave, como el tradicional hatha yoga, te aseguro que no es nada tonto y que cada ejercicio te implica un esfuerzo físico y además de un trabajo en ti mismo. El yoga no sólo es una serie de ejercicios, pues obedece a una tradición espiritual que hace que cada técnica sea llevada a cabo de una manera meditativa, autoconsciente y enfocada en el momento presente. Entonces cada clase o práctica de yoga pasa de ser recreativa a ser una aproximación a algo más grande. Además, si crees que eres demasiado impaciente, el yoga puede calmarte a través de sus técnicas la energía mental o física que puede algunas veces generar ansiedad.
4. El yoga te exige ser vegetariano
El yoga no es un dogma ni una religión, por lo que no te exige volverte vegetariano, ni dejar tus hábitos, ni tener un estilo de vida determinado. Si bien en su origen el yoga es un camino espiritual, y en textos como el Bhagavad Gita o en algunas escuelas de yoga clásicas hay observancias y restricciones que recomiendan para los yoguis más comprometidos, las escuelas de yoga están abiertas a todos. Tú puedes tener tu propia interpretación de yoga y tu propia aproximación a él.
Yo creo que cada persona tiene derecho a vivir el yoga como mejor le parezca y que es mejor combinar el yoga con hábitos que no son los más recomendables, que no practicar ningún ejercicio para la salud mental y física. Cada uno tiene su proceso con respecto al estilo de vida yóguico. En todo caso, es posible que las pautas de vida del yoga se empiecen a dar en ti naturalmente. Sucede, por ejemplo, que el cuerpo empieza pedir alimentos nutritivos, naturales y fáciles de digerir. Los buenos hábitos empiezan a darse sin esfuerzo de la mano de las prácticas y con el tiempo vemos que aun sin proponértelo, los principios éticos y de vida se dan en ti y estarán acorde con tu visión, que también sin esfuerzo tendrá cambios.
5. El yoga es para hippies
Tal vez sucedió que el redescubrimiento masivo del yoga en Occidente tuvo lugar en los sesentas y setentas en el marco de agitaciones políticas y sociales, movimientos contraculturales, cuestionamientos a las instituciones tradicionales y grupos antiestablecimiento. Pero el yoga no tiene una posición política ni antirreligiosa. No relaciona la libertad con el hedonismo, ni la ampliación de la conciencia con el consumo de sustancias. Por el contrario: en sus fundamentos es claramente opuesto a la propuesta hippie porque se trata precisamente de una disciplina. Los yoguis no necesariamente viven por fuera de la sociedad aunque sí buscan otros caminos.
El yoga es un sistema ancestral que puede ser practicado por todo el mundo con el fin de disciplinar la mente, el cuerpo y la voluntad. Es un método científico y espiritual muy antiguo que exige esfuerzo y rigor, ayuda a tener una vida metódica, productiva, enfocada, pero armoniosa y saludable, a la vez que facilita el desarrollo espiritual. Quien se decide por este camino, debe hacer muchos cambios que son lo contrario a los excesos, la falta de estructura o la entrega a los placeres. La verdad es que el yoga y el hipismo comparten algunos principios como el amor, el desapego material, el respeto a la naturaleza y la paz, que creo que son bellos y necesarios, pero no por eso deben confundirse.
Pero ten en cuenta que cada postura tiene un proceso, que todos empezamos con ejercicios básicos que somos capaces de hacer o aunque sea acercarnos a ellos hasta donde nuestro cuerpo lo permita y que si no eres flexible es cuando más necesitas practicar yoga. Verás lo bonito que es cómo empiezas a tener logros muy notorios y a lo mejor en unos años estarás haciendo las posturas más difíciles. La misma respuesta cabe en la creencia de que el yoga es para gente delgada: el yoga mejora el aspecto de tu cuerpo, pero no necesitas un cuerpo esbelto para empezar.
2. El yoga es para gente mayor
Nunca he entendido bien de dónde sale esta creencia, pero tampoco es cierto: así como es adecuado para gente mayor porque es un ejercicio suave, poco riesgoso y con grandes beneficios, también lo es para personas de todas las edades. Es más, si conoces personas mayores que practican yoga, verás lo vitales y saludables que son. Esto se debe posiblemente a la manera como la ciencia del yoga explica el envejecimiento: un proceso artificial, autoinducido por nosotros mismos, los seres humanos, por intoxicación. Los métodos del yoga tienen como uno de sus fines limpiar el cuerpo de deshechos y toxinas, evitando el deterioro de las células y los órganos. También es una tradición que relaciona la juventud con la salud de la columna vertebral, por lo que sus ejercicios se centran en mantenerla fuerte y flexible.
Además quienes practican yoga tienen notoriamente un cuerpo más fuerte, esbelto, ágil, gozan de mejor salud (sus beneficios todavía están siendo probados por la ciencia moderna) y pienso que son personas que tienen un semblante más feliz. Lejos de ser una práctica para “viejos”, el yoga te hace más joven.
3. El yoga es aburrido
¿No te parece divertido pararte de cabeza, de manos o de hombros? ¿Y qué tal hacer posturas que tienen nombres de animales, como el perro mirando hacia abajo, el gato feliz, la cobra, el pavo real o el cuervo? Mi defensa en este caso es que el yoga puede involucrar una práctica exigente y dinámica, puede ser juguetón y divertido, o ser una experiencia mística lleno de cantos, símbolos y espiritualidad, si eliges un yoga que tenga estas características.
Aunque se tratara de un yoga suave, como el tradicional hatha yoga, te aseguro que no es nada tonto y que cada ejercicio te implica un esfuerzo físico y además de un trabajo en ti mismo. El yoga no sólo es una serie de ejercicios, pues obedece a una tradición espiritual que hace que cada técnica sea llevada a cabo de una manera meditativa, autoconsciente y enfocada en el momento presente. Entonces cada clase o práctica de yoga pasa de ser recreativa a ser una aproximación a algo más grande. Además, si crees que eres demasiado impaciente, el yoga puede calmarte a través de sus técnicas la energía mental o física que puede algunas veces generar ansiedad.
4. El yoga te exige ser vegetariano
El yoga no es un dogma ni una religión, por lo que no te exige volverte vegetariano, ni dejar tus hábitos, ni tener un estilo de vida determinado. Si bien en su origen el yoga es un camino espiritual, y en textos como el Bhagavad Gita o en algunas escuelas de yoga clásicas hay observancias y restricciones que recomiendan para los yoguis más comprometidos, las escuelas de yoga están abiertas a todos. Tú puedes tener tu propia interpretación de yoga y tu propia aproximación a él.
Yo creo que cada persona tiene derecho a vivir el yoga como mejor le parezca y que es mejor combinar el yoga con hábitos que no son los más recomendables, que no practicar ningún ejercicio para la salud mental y física. Cada uno tiene su proceso con respecto al estilo de vida yóguico. En todo caso, es posible que las pautas de vida del yoga se empiecen a dar en ti naturalmente. Sucede, por ejemplo, que el cuerpo empieza pedir alimentos nutritivos, naturales y fáciles de digerir. Los buenos hábitos empiezan a darse sin esfuerzo de la mano de las prácticas y con el tiempo vemos que aun sin proponértelo, los principios éticos y de vida se dan en ti y estarán acorde con tu visión, que también sin esfuerzo tendrá cambios.
5. El yoga es para hippies
Tal vez sucedió que el redescubrimiento masivo del yoga en Occidente tuvo lugar en los sesentas y setentas en el marco de agitaciones políticas y sociales, movimientos contraculturales, cuestionamientos a las instituciones tradicionales y grupos antiestablecimiento. Pero el yoga no tiene una posición política ni antirreligiosa. No relaciona la libertad con el hedonismo, ni la ampliación de la conciencia con el consumo de sustancias. Por el contrario: en sus fundamentos es claramente opuesto a la propuesta hippie porque se trata precisamente de una disciplina. Los yoguis no necesariamente viven por fuera de la sociedad aunque sí buscan otros caminos.
El yoga es un sistema ancestral que puede ser practicado por todo el mundo con el fin de disciplinar la mente, el cuerpo y la voluntad. Es un método científico y espiritual muy antiguo que exige esfuerzo y rigor, ayuda a tener una vida metódica, productiva, enfocada, pero armoniosa y saludable, a la vez que facilita el desarrollo espiritual. Quien se decide por este camino, debe hacer muchos cambios que son lo contrario a los excesos, la falta de estructura o la entrega a los placeres. La verdad es que el yoga y el hipismo comparten algunos principios como el amor, el desapego material, el respeto a la naturaleza y la paz, que creo que son bellos y necesarios, pero no por eso deben confundirse.
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